miércoles, 16 de enero de 2013

Madrechillona



Aunque parezca mentira, no hace falta ser una bruja o un monstruo para tener poderes. Muchas veces, gente normal es responsable de magia de altos niveles. Buen ejemplo de ello fue la madre de nuestro próximo protagonista, aquella vez que le chilló tan fuerte que le desintegró… Aunque quizá el monstruo fuera él, que no dejó de hacer trastadas hasta que sacó a su madre de quicio...

Madrechillona - Jutta Bauer



Guía para el docente

Esta deliciosa obra nos habla de cómo un pingüinillo travieso que hace de rabiar a su madre termina viéndose desprovisto de su cuerpo cuando ella le grita. A través de este libro se trabajan fines didácticos como los que se expondrán a cotinuación, pero también numerosos valores y enseñanzas morales que son tanto o más importantes que aquellos otros y que no podemos de ningún modo olvidar a la hora de disfrutar de ete ábum ilustrado con nuestros niños. La importancia de saber pedir perdón, el respeto hacia los demás, hablar con suavidad o demostrar a las personas que queremos lo que sentimos son algunos de los detalles que hacen de esta obra un imprescindible en todas las bibliotecas.

No podemos hacer uso de esta historia sin antes dejarnos fascinar por la maestría del cuentacuentos alicantino Félix Albo que introduce detalles en la obra que la hacen más atractiva si cabe.

 

Actividades para antes de la lectura

El protagonista de la 2ª historia de nuestra Caja de los Cuentos es un inocente pingüinillo. Pero, un pingüino no es un monstruo ¿no? Por lo menos ese en concreto no lo parece. Pero a veces sí que es un poco monstruo, cuando desobedece a sus padres, cuando no recoge sus juguetes…
Pero quien en realidad parece un monstruo es su madre, porque cuando se enfada ¡grita muchísimo! Son tantos los chillidos que pega que la llaman “Madrechillona”, así, con una palabra…


Actividades durante la lectura
“Que levante la mano el que tenga una madre chillona”. Ese puede ser el comienzo. Yo levantaría la mano sin dudar (la mía es de las buenas, de las que pegan el grito sin que lo veas venir).

1.      Historia visual. Basándonos en el Power Point en el que tendremos las imágenes del álbum escaneadas (pero no el texto), contamos el cuento y llegamos a saber lo que le pasó a aquel pingüinillo que por hacer trastadas terminó perdiendo hasta el pico. Al final, su madre va buscando una a una las partes extraviadas de su cuerpo y las va cosiendo con el hilo del cariño, hasta que consigue tener a su hijo recompuesto otra vez y, susurrándole, muy cerquita de su oído, le dice: “¡Perdón!”.
2.      Las partes del cuerpo del pingüino salen despedidas por todo el universo, lo que resulta una buena oportunidad para incluir algún rasgo de cada uno de los sitios que la imagen evoca: la panza se va al océano, así que podemos incluir matices como que “era mecida por las olas”; el culo se fue a la ciudad “rodeado de coches, en el medio de la carretera, cruzando en verde”
3.      Identificación y reconocimiento de elementos de la imagen. En cada imagen se instará a los niños a que encuentren la parte del cuerpo perdida, pudiendo el cuentacuentos explayarse en esa tarea señalando partes donde evidentemente, no esté la parte del cuerpo deseada.

4.      Uso de verbos relacionados con las acciones. Para incluir conocimientos de manera “subliminal” se utilizarán verbos propios a los elementos a los que se haga referencia. Por ejemplo: “la cara, que es redonda, se fue rodando hasta la luna (que también es redonda)”
5.      Introducción de dobles sentidos. Con el fin de hacer la historia más amena y a su vez de habituar a los niños a la utilización de un lenguaje popular, tomando como ejemplo la originalidad el cuentacuentos ya nombrado, sería interesante el uso de expresiones pertinentes y humorísticas tales como: “el pico se fue a un pico, pero de montaña” “el culo se fue cagando leches a la ciudad”. No debe asustarnos el uso de estas fórmulas, que sean o no adecuadas depende de la habilidad del orador.

6.      Aclaramos la actuación de la madre. “¿Os parece que al final, la madre del pingüino era un monstruo?” Resaltamos que aunque a veces nuestra actitud no sea la adecuada o alguien cercano nos grite, nos quiere y todos cometemos errores, lo importante es ser capaces de reconocerlos, admitirlos y disculparse.




 
Actividades para después de la lectura

1.      Actividad psicomotriz: encontrar piezas de un puzzle. Continuando con la dinámica de las partes del cuerpo “perdidas” propondremos a los niños que ayuden a la madre del pingüino a encontrar los miembros de su hijo.






Para esta actividad planteo 2 opciones:

a)      La primera sería realizar el juego de manera individual, perteneciendo a cada niño un puzzle completo (el puzzle al completarse tendría la forma del pingüino completo y consta de 5 piezas: cabeza, dos alas, cuerpo y pies.
b)      La opción restante implicaría dividir la clase en equipo y asignar a cada equipo un color de modo que, de manera cooperativa, uniendo sus esfuerzos reúnan todas las piezas de su color.
Que esta opción requiera una mayor cooperación no implica que la variante individual sea una fuente de competitividad. Los niños que, por ser más resueltos o afortunados hayan completado su puzzle con mayor rapidez son libres de ayudar a sus compañeros a encontrar las piezas que les falten.

Las partes del cuerpo del pingüino estarán escondidas en la estancia de la que se disponga (aula o gimnasio) y los alumnos deberán encontrar las cinco piezas necesarias para completar su propio pingüino.

2.      Actividad psicomotriz. Sirviéndonos de tantos aros como alumnos haya formamos un círculo en el suelo. Dispondremos un aro más en el centro del círculo, y en él los niños dejarán las piezas de su animal. Cada alumno/a ocupará un aro, situándose con el cuerpo orientado hacia el centro del círculo. El director de la actividad (la maestra o maestro) nombrará una parte del cuerpo y los niños deberán correr hacia el aro central para, de entre todas las piezas que encontrarán, recoger aquella que el maestro les haya mandado, para llevarla a su aro. Se podrá pedir una pieza, varias (dos alas), varias combinadas (cabeza y pies)


De esta forma, todos los niños formarán de nuevo el cuerpo del animal, obteniendo las piezas una a una, siendo capaz de identificarlas entre todas las demás, contarlas y coger solo la pieza que procede en cada momento.

3.      Actividad psicomotriz. En cada aro dejamos varias piezas del rompecabezas al azar. Los infantes deberán correr alrededor del círculo y a la señal de la maestra deberán introducirse en el aro que les sea más cercano y recoger una pieza que no tengan. Cada vez que tengan que desplazarse alrededor del círculo lo harán según el animal que la maestra les indique, aludiendo a las escenas de la historia: “las alas estaban en la jungla, y en la jungla había una serpiente… ¡somos serpientes!”

4.      Actividad plástica. Utilizando cola blanca, los alumnos pegarán sobre un folio blanco las partes del cuerpo del pingüino en su correcta posición. A continuación y en relación al álbum ilustrado, con un hilo o lana simularán el hilo del cariño con el que Madrechillona unió las piezas, y para destacarlo, con el hilo formarán la figura de un corazón. Pegarán la hoja blanca sobre una negra de mayor tamaño.
Con cola blanca y un pincel, harán un marco alrededor del folio y espolvorearán  purpurina sobre la misma.

5.      Actividad plástica y lingüística. Dividiremos la clase en 6 grupos. Cada uno de ellos será el encargado de realizar una de las escenas de la historia, a saber:

1. Madrechillona grita y el pingüino se parte en pedazos.
2. La cara se fue rodando a la luna.
3. Las alas se fueron a la jungla.
4. El pompis se fue a la ciudad.
5. Madrechillona fue cosiendo las partes del cuerpo de su hijo.
6. Madrechillona le dijo: ¡Perdón por haberte gritado!

Sobre un folio blanco de tamaño A3 pintarán la escena que les corresponda y en otro copiará la frase asociada a esa escena. Entre todos, compondrán la historia de Madrechillona para exponerla después en las paredes del aula. Claro está que todos los materiales y formatos son susceptibles de modificación según recursos, criterios del maestro, preferencia de los alumnos...

Y con el buen sabor que en la boca deja un "perdón" despedimos al  segundo monstruo de nuestra Caja de los Cuentos...¿qué más sorpresas se esconderán bajo su tapa?

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